Existe una gran diferencia entre ser vencido y darse por vencido.
Usted puede caer en el camino y quedarse allí o levantarse y sacudirse el polvo y continuar. Las personas que alcanzan el éxito no son mejores que las que no lo alcanzan, solo que los exitosos continúan cuando los demás abandonan.
Algunas personas son como barcos veleros, sólo funcionan si tienen viento a favor. Oiga… sea una embarcación a remos. Avance aunque no haya viento o el viento sea contrario. Desarrolle la naturaleza del pez, él siempre nada en contra de la corriente, bueno… solo va a favor de la corriente cuando esta muerto. No espere que el hierro esté caliente para doblarlo, caliéntelo a golpes.
Darse por vencido es no querer levantarse más. Usted podrá decir; ya no tengo mas fuerzas, y quizá es verdad, pero aun así, usted no fue diseñado por Dios para la derrota. Isaías, el hijo de Amos de Israel, escribió en su profecía: Dios le da esfuerzo al cansado y multiplica las fuerzas al que ya no las tiene. Acérquese a este magnifico Dios que le dará fuerzas para levantarse una vez mas.
Cuando el primer ministro Churchill regresó a la universidad donde había cursado sus estudios, pero esta vez como orador, el público esperaba un gran discurso. El primer ministro se puso en pie delante del gran auditorio y dijo solo las siguientes ocho palabras: «Nunca, nunca, nunca, nunca, se den por vencidos», eso fue todo, esas ocho palabras fueron el discurso y sin duda fue el discurso más recordado.
No sea de los que abandonan. Todos los días y varias veces al día tendrá que decidir no darse por vencido. Esta es la determinación de las personas que llegan mas lejos que otras, no se deje consumir por el dolor, el sabor al fracaso lo dejará al costado del camino. No se quede a un lado del camino, al costado del camino deje su dolor y su fracaso y usted continúe con la frente alta y su mano extendida tomada de la mano de su Dios que siempre le ayudará si anda por sus caminos.
Recuerde; «NUNCA, NUNCA, NUNCA, NUNCA, SE DE POR VENCIDO».
pastorvgg@yahoo.com.ar
Pastor Eduardo Rosales
Usted puede caer en el camino y quedarse allí o levantarse y sacudirse el polvo y continuar. Las personas que alcanzan el éxito no son mejores que las que no lo alcanzan, solo que los exitosos continúan cuando los demás abandonan.
Algunas personas son como barcos veleros, sólo funcionan si tienen viento a favor. Oiga… sea una embarcación a remos. Avance aunque no haya viento o el viento sea contrario. Desarrolle la naturaleza del pez, él siempre nada en contra de la corriente, bueno… solo va a favor de la corriente cuando esta muerto. No espere que el hierro esté caliente para doblarlo, caliéntelo a golpes.
Darse por vencido es no querer levantarse más. Usted podrá decir; ya no tengo mas fuerzas, y quizá es verdad, pero aun así, usted no fue diseñado por Dios para la derrota. Isaías, el hijo de Amos de Israel, escribió en su profecía: Dios le da esfuerzo al cansado y multiplica las fuerzas al que ya no las tiene. Acérquese a este magnifico Dios que le dará fuerzas para levantarse una vez mas.
Cuando el primer ministro Churchill regresó a la universidad donde había cursado sus estudios, pero esta vez como orador, el público esperaba un gran discurso. El primer ministro se puso en pie delante del gran auditorio y dijo solo las siguientes ocho palabras: «Nunca, nunca, nunca, nunca, se den por vencidos», eso fue todo, esas ocho palabras fueron el discurso y sin duda fue el discurso más recordado.
No sea de los que abandonan. Todos los días y varias veces al día tendrá que decidir no darse por vencido. Esta es la determinación de las personas que llegan mas lejos que otras, no se deje consumir por el dolor, el sabor al fracaso lo dejará al costado del camino. No se quede a un lado del camino, al costado del camino deje su dolor y su fracaso y usted continúe con la frente alta y su mano extendida tomada de la mano de su Dios que siempre le ayudará si anda por sus caminos.
Recuerde; «NUNCA, NUNCA, NUNCA, NUNCA, SE DE POR VENCIDO».
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Pastor Eduardo Rosales
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