La llegada de un bebé al mundo significa una gran alegría y un verdadero desafío para sus padres, su familia y su comunidad: el lograr que con salud pueda obtener la mejor calidad de vida posible.
La alimentación de un niño no se limita a cubrir sus necesidades nutricionales; se trata de un verdadera experiencia de vida, de intercambio y reciprocidad entre el pequeño y quien le brinda cuidados y cariño.
¡Lo mejor es la Leche materna!, durante los primeros 6 meses y mejor si seguís amamantando hasta los 2 años junto a una alimentación adecuada para su edad.
La leche de la madre está adaptada a las necesidades de su hijo y por ello se digiere más fácil que otras leches; contiene todo el líquido que el bebé necesita durante los primeros 6 meses motivo por el cual no se le debe dar agua, ni tecitos, ni jugos, ni otros líquidos.
La leche materna es más segura e higiénica porque el niño la toma directamente de la madre, está disponible a toda hora y en todo lugar, no sólo lo alimenta sino que le transmite protección (anticuerpos) que lo protege contra las enfermedades más comunes cuando es muy pequeño, hasta que sea capaz de formar sus propias defensas.
La lactancia favorece y fortalece la relación de afecto entre la madre y el bebé; el contacto piel a piel es fundamental, es importante colocarlo sobre su pecho en el momento de nacer y dar de mamar dentro de la primera hora de nacido.
La lactancia debe ser a libre demanda, significa alimentarlo cada vez que lo pide, día y noche, y durante el tiempo que quiera; cuanto más se prenda al pecho la madre producirá mayor cantidad de leche.
¿Cómo sabemos si el niño está bien prendido al pecho?
· Se ve más aréola (parte oscura del pecho) sobre el labio superior que debajo del inferior, y toma con su boca bien prendida de toda la aréola o parte de ella.
· Boca bien abierta como cuando bosteza, con la lengua por debajo del pezón.
· El mentón y la nariz tocan el pecho.
· Las mejillas se ven redondas, realiza mamadas lentas y profundas y no se debe escuchar chasquido mientras succiona, sino que se escucha que el niño degluta.
Si la madre tuviera que separarse de su hijo durante algunas horas por día, puede continuar con la lactancia. Para ello puede sacarse manualmente su leche y conservarla en un recipiente limpio y tapado. La leche extraída se puede conservar:
·Hasta 8 horas a temperatura ambiente, en el lugar más fresco de la casa o del trabajo.
·Hasta 3 días en el congelador de la heladera.
·Hasta 3 meses en un freezer.
Es necesario entibiarla siempre a baño María y nunca hervirla ni calentarla en microondas, para que no pierda sus propiedades.
Mamá: no te olvides que tenés el producto ideal para alimentar e inmunizar a tu hijo. No te niegues a provecharlo, el amamantamiento es el mejor comienzo para la vida.
Pediatra Dra. Alejandra Valentini
Centro de Especialidades Médica
«Dr. Rivero Covre»
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